Nos enfrentamos a un mundo que está siempre a prisa, y que va a una velocidad que casi no avanzamos a alcanzar, y no podemos desacelerar porque estamos obsesionados con la rapidez de alcanzar el éxito, el dinero y, no somos conscientes del enorme daño que esta forma de vida le está haciendo a nuestras vidas, a nuestra salud, a nuestras relaciones y también a nuestra capacidad de reflexionar y de ser creativos.
Hablar de familia no es tarea fácil, porque como las personas somos muy diferentes entre sí, lo mismo ocurre con las familias. La familia puede ser vista como la gran empresa de nuestra vida.
El aprender a amar va vinculado a unas identidades existenciales concretas: ser hijo, ser esposo, y ser padre. Son etapas o caminos de la vocación al amor que se viven en familia. Todas ellas marcan, de un modo significativo, la vida de cada ser humano. La plenitud del amor tiene necesidad de estas experiencias.
El inicio de un nuevo año siempre es una valiosa oportunidad para reflexionar en familia sobre los errores del pasado y plantearse metas para el año entrante…