Este pequeño proceso que me permito hacer cada vez que puedo, es lo que en psicología denominamos reminiscencia, y se lo describe como el proceso mediante el cual se emplean diversos recursos y estímulos para guiar al paciente con deterioro cognitivo en la evocación de recuerdos autobiográficos (Woods et al., 2018); y si bien hay varios estudios que validan este proceso como una técnica muy efectiva para estimular la memoria, la atención y los sistemas sensoriales; cabe mencionar que es una herramienta muy potente para poner en perspectiva la propia historia de los adultos mayores.
Si hay algo que le da sentido a nuestra vida y a nuestra historia como seres humanos, es reconocer y dar valor a cada una de las etapas que hemos tenido la oportunidad de atravesar; el volver nuestra mirada a aquellos momentos más felices o más difíciles para darles un sentido, una compresión y un aprendizaje.
Erikson (1952), en su teoría del desarrollo humano, sostiene que la vejez nos enfrentamos al contraste de optar por la integración frente a la desesperanza, entendiéndose la integración como la opción más adaptativa en la que a cada uno de los obstáculos, cambios y crisis, los aceptamos como parte de nuestro aprendizaje y le damos su peso al momento de analizarlos como los grandes hitos que nos han permitido llegar hasta donde hemos llegado.
Por lo tanto, cuando damos la oportunidad de que las personas identifiquen estos momentos representativos en su vida, desde este enfoque, damos la oportunidad de que incluso aquellas vivencias que fueron difíciles de atravesar, se las resignifique. Al hablar de la resignificación, abordamos la posibilidad de conceder un sentido diferente a los eventos del pasado que pudieron generar conflictos internos (Arias et al., 2020); para dar paso a la comprensión de estos, de tal manera que, aunque no podemos cambiar estos eventos, podemos considerar que nos han generado una ganancia en cuanto a sabiduría adquirida.
Un aspecto que debemos incluir es el factor intergeneracional, que, de manera implícita logra complementar el constructo de la integración; y es que el poder trasmitir esa sabiduría obtenida de la comprensión y aprendizaje de los eventos vitales, a generaciones más jóvenes enriquece no solamente a quien es la persona receptora de esa información, sino también a la sociedad en general.